Una nueva y espectacular imagen de nuestra galaxia fue publicada por el equipo de astrónomos responsables del sondeo ATLASGAL, que acaba de completar un mapa del plano galáctico visible desde el hemisferio sur terrestre en longitudes de onda submilimétricas, entre la luz infrarroja y las ondas de radio, usando el radiotelescopio APEX. El sondeo muestra con una definición sin precedentes las nubes de gas, polvo y otros objetos celestes que están a sólo unas pocas decenas de grados por encima del cero absoluto.
La antena de APEX (siglas en inglés de Atacama Pathfinder Experiment, experimento precursor de Atacama) se encuentra a 5.100 metros sobre el nivel del mar en la meseta de Chajnantor, en pleno desierto de Atacama, Chile. El proyecto ATLASGAL (siglas de APEX Telescope Large Area Survey of the Galaxy, sondeo de gran área de la galaxia por el telescopio APEX) aprovechó las características únicas del radiotelescopio para obtener una visión detallada de la distribución del gas denso y frío a lo largo del plano de la Vía Láctea.
El mapa fue construido a partir de observaciones individuales de APEX en una longitud de onda de 870 micrómetros (0,87 milímetros) e incluye la mayor parte de las regiones de formación estelar de la Vía Láctea meridional, área particularmente importante porque incluye el centro galáctico y es observable desde el hemisferio sur terrestre, lo que permite llevar a cabo observaciones posteriores más detalladas usando el complejo de radiotelescopios ALMA.
El mapa final producido por ATLASGAL cubre un área del firmamento de 140 grados de largo y 3 grados de ancho, es decir, unos 420 grados cuadrados: más de cuatro veces más grande que la primera versión producida por el radiotelescopio. La versión definitiva también es de mayor calidad, ya que algunas áreas fueron observadas de nuevo para obtener datos de una resolución más uniforme a lo largo del área total de estudio.
El sondeo ATLASGAL complementa las observaciones del satélite Planck de la ESA (Agencia Espacial Europea). La combinación de los datos de Planck y APEX permitió a los astrónomos detectar emisiones repartidas en un área mayor del firmamento y, a partir de esos datos, estimar la fracción de gas denso que hay en el interior de nuestra galaxia. Los datos de ATLASGAL también fueron utilizados para crear un censo completo de nubes frías y masivas de gas y polvo, en las que se están formando las nuevas generaciones de estrellas de la Vía Láctea.
“ATLASGAL nos permite obtener información reveladora sobre dónde se está formando la siguiente generación de cúmulos y de estrellas masivas. Combinando estas observaciones con las de Planck, ahora podemos encontrar una relación con las estructuras a gran escala de nubes moleculares gigantes”, comentó Timea Csengeri, del Instituto Max Planck de Radio astronomía (MPIfR), en Bonn, Alemania, quien dirigió el trabajo de combinar los datos de APEX y Planck.
El radiotelescopio APEX celebró recientemente sus primeros diez años investigando el universo frío. Juega un importante papel, no sólo como un experimento pionero, sino también como una instalación complementaria del complejo ALMA, que también se encuentra en Chajnantor. APEX se basa en un prototipo de antena construido para el proyecto ALMA, y ha localizado muchos objetos que luego ALMA puede estudiar con una elevada resolución.
Fuente: ESO