Los astrónomos a cargo del telescopio espacial Kepler de la NASA han descubierto el primer exoplaneta de tamaño parecido a la Tierra que podría albergar agua líquida en su superficie. Denominado Kepler-186f, el exoplaneta orbita una tenue estrella enana roja de tipo espectral M ubicada a 500 años luz de nuestro planeta en la constelación de Cygnus.
En nuestro sistema solar, la Tierra es el único planeta que orbita al Sol dentro de su zona habitable. Esto significa que estamos a la distancia suficiente para que el agua pueda existir en estado líquido en la superficie de nuestro planeta. Si estuviéramos más cerca del Sol, el agua terrestre entraría en ebullición, como sucedió en Venus. Si estuviéramos más lejos, el agua terrestre se congelaría, como pasó en Marte.
La misión Kepler ha descubierto casi mil planetas extrasolares en los datos obtenidos por el telescopio espacial a lo largo de cuatro años de observaciones. Se trata de más de la mitad del total de exoplanetas conocidos hasta la fecha, que suman alrededor de 1.800. Sin embargo, apenas una veintena de esos planetas se encuentra en la zona habitable alrededor de su estrella, y hasta ahora todos tenían un tamaño al menos 40% superior al de la Tierra, con lo cual era imposible determinar si se trataba de planetas rocosos o gaseosos.
Kepler-186f, en cambio, tiene un diámetro apenas un 10% superior al de nuestro planeta, por lo que su superficie probablemente sea similar a la de los planetas rocosos de nuestro sistema solar interior, compuesta por una combinación de roca, hierro y agua. Los astrónomos estiman que el exoplaneta completa una órbita en torno a su estrella cada 130 días terrestres. Kepler-186f es el quinto exoplaneta descubierto por la misión Kepler alrededor de esa estrella, y el más lejano de todos. Los otros cuatro mundos orbitan más cerca de la estrella, fuera de su zona habitable, por lo que la temperatura en cada uno de ellos es mucho más elevada.
Hasta el momento es imposible determinar si Kepler-186f tiene una atmósfera o cualquiera de los elementos químicos necesarios para la vida. El hecho de que se encuentre en la zona habitable alrededor de su estrella, en realidad, no significa que el planeta sea habitable en absoluto.
Sin embargo, aunque Kepler-186f resulte no ser habitable, las implicaciones de su descubrimiento son enormes. Teniendo en cuenta que más de un 70% de los cientos de miles de millones de estrellas de nuestra galaxia son enanas rojas similares a la de Kepler-186f, el número de exoplanetas parecidos a la Tierra en nuestra galaxia podría ser elevadísimo.
Durante su misión, el telescopio espacial Kepler realizó un “censo” de exoplanetas en un área de 100 grados cuadrados, es decir, apenas un 0,25% del firmamento. Kepler-186f, por ejemplo, se encuentra a 500 años luz de nuestro planeta, una distancia muy corta a escala galáctica. Si se extrapolan los resultados de la misión Kepler a través de los 100.000 años luz de diámetro de la Vía Láctea, es inevitable concluir que probablemente existan decenas de miles de millones de planetas similares a la Tierra en nuestra galaxia. Estadísticamente, un gran número de esos exoplanetas debería orbitar dentro de la zona habitable de su estrella.
Sin lugar a dudas, los astrónomos continuarán buscando un planeta del tamaño de la Tierra alrededor de una estrella enana amarilla de tipo espectral G, similar al Sol. En cuanto a Kepler-186f, se encuentra demasiado lejos y su estrella es demasiado tenue para permitir que los observatorios y telescopios espaciales de la próxima generación obtengan más datos relevantes sobre su composición. El Telescopio Espacial James Webb, que será lanzado en 2018, será lo suficientemente potente para medir las atmósferas de planetas en torno a otras estrellas, siempre y cuando estén relativamente cerca y sean lo suficientemente brillantes.