Después de siete meses de hibernación, los controladores de la misión Rosetta volvieron a recibir señales provenientes del módulo de aterrizaje, que logró reactivarse en los últimos días.
Los científicos de la misión siempre mantuvieron la expectativa de que Philae pudiera volver a encenderse, ya que la cantidad de luz solar que alcanza sus paneles solares iría aumentando a medida que el cometa Churyumov-Gerasimenko se acercara al perihelio, eventualmente permitiendo la recarga de sus baterías. Teniendo esto en cuenta, la unidad de comunicaciones a bordo de la sonda Rosetta había sido encendida a partir del pasado 12 de marzo para detectar cualquier señal proveniente del módulo de aterrizaje.
Tras haber aterrizado en el núcleo del 67P el 12 de noviembre de 2014, Philae operó durante 64 horas en la superficie del cometa. Antes de que se agotaran sus baterías, logró ejecutar una secuencia completa de observaciones usando sus instrumentos científicos, y pudo transmitir todas las imágenes y datos obtenidos a la sonda Rosetta, que retransmitió esa información hacia nuestro planeta.
Sin embargo, el plan original de los científicos de la misión era muy diferente. Se suponía que Philae aterrizaría en una región del cometa denominada Agilkia, que había sido seleccionada por tratarse de un terreno relativamente plano, ubicado en el menor de los dos lóbulos que componen el núcleo del 67P, y que recibe luz solar durante la mayor parte del tiempo. En esa ubicación, Philae hubiera sido capaz de continuar operando por un tiempo indeterminado, que podría haberse extendido de una semana a varios meses.
Lamentablemente, el aterrizaje fue más accidentado que lo previsto, y tras rebotar en dos oportunidades sin poder anclarse a la superficie, Philae terminó atrapado a la sombra de un acantilado, donde la luz solar lo iluminaba por apenas 90 minutos cada doce horas. Incapaz de recargar sus baterías al ritmo necesario para seguir funcionando, Philae se apagó el 15 de noviembre.
Finalmente, luego de siete largos meses de incertidumbre, los controladores de la misión tuvieron novedades de Philae, que logró comunicarse con la sonda Rosetta durante 85 segundos. Los datos fueron recibidos a las 20:28 (TU) del 13 de junio de 2015 en el Centro Europeo de Operaciones Espaciales (ESOC, por sus siglas en inglés) en Darmstadt, Alemania.
Se recibieron más de 300 paquetes de datos provenientes del módulo de aterrizaje, que aparente volvió a encenderse hace varios días. “Philae se encuentra muy bien, está operando a una temperatura de -35°C y tiene 24 watts de energía disponible”, indicó el administrador del proyecto Philae, Stephan Ulamec. “El módulo está listo para volver a activar sus instrumentos científicos”.
Todavía quedan más de 8.000 paquetes de datos en la memoria de Philae. Una vez que sean retransmitidos a la Tierra por la sonda Rosetta, su análisis permitirá determinar el momento exacto de la reactivación del módulo de aterrizaje. Por eso, por el momento, los controladores de la misión están esperando la próxima sesión de comunicaciones con Rosetta, para obtener más información sobre la situación de Philae y, muy probablemente, iniciar una segunda secuencia de observaciones con los instrumentos científicos a bordo del módulo.
Fuentes consultadas: ESA.