El 24 de abril de 1990, la misión STS-31 del transbordador Discovery despegó desde Cabo Cañaveral con el Telescopio Espacial Hubble en su bodega de carga. La imagen muestra al telescopio en el momento en que era liberado por el brazo robótico del Discovery, al día siguiente del lanzamiento.
El Hubble recorrió un largo y tortuoso camino hasta llegar al espacio. Originalmente iniciado en 1968, el proyecto fue cancelado por completo en 1974 por falta de fondos, y reactivado definitivamente en 1978. El lanzamiento, previsto originalmente para 1983, se retrasó hasta octubre de 1986 por problemas técnicos y de presupuesto, pero el accidente del Challenger en febrero de ese año cambió todos los planes, provocando una pausa de dos años en el programa espacial de la NASA. Recién cuando los transbordadores espaciales volvieron a volar, en 1988, se planificó el lanzamiento del Hubble para 1990.
Lamentablemente, los problemas no terminaron con la llegada del telescopio a órbita terrestre. Durante las primeras semanas de operación del Hubble, los astrónomos detectaron un defecto en su espejo primario de 2,4 metros de diámetro: la curvatura del mismo en sus bordes era unos 2,2 micrómetros más leve de lo necesario. Esa pequeña diferencia, menor al diámetro de un cabello humano, resultaba catastrófica para el telescopio, ya que provocaba una severa aberración esférica. Esto degradó significativamente la calidad de sus observaciones durante sus primeros tres años.
Afortunadamente, el Hubble había sido diseñado para poder ser reparado y mejorado en el espacio. Por eso, en el transcurso de la primera misión de servicio enviada por la NASA al telescopio, en 1993, los astronautas del transbordador Endeavour instalaron un conjunto de lentes correctoras que compensaron el defecto de su espejo principal. Desde entonces, el Hubble no ha dejado de maravillar a los astrónomos y el público en general con sus grandiosas vistas del Universo.
Otras cuatro misiones de servicio fueron enviadas al Hubble, la última en mayo de 2009. Cada una de ellas permitió la instalación de instrumentos cada vez más avanzados, por lo cual en la actualidad el telescopio tiene una resolución decenas de veces mayor a la de su capacidad original.
Para celebrar los 24 años del Hubble, los astrónomos del Instituto Científico del Telescopio Espacial publicaron la imagen obtenida por el telescopio de una región de formación estelar dentro de la nebulosa NGC 2174.
En este caso, la nube de gas y polvo a partir de la cual se forman nuevas estrellas está dispersándose, y el proceso es acelerado por la presencia de estrellas muy jóvenes y calientes, que provocan vientos estelares de alta velocidad y expulsan el gas y el polvo hacia el exterior.
El elemento más predominante en NGC 2174 es el hidrógeno en forma de gas, que resulta ionizado por la radiación ultravioleta de las estrellas jóvenes. Se trata de una región H II, es decir, una gigantesca nube de hidrógeno molecular que termina fragmentándose por los procesos de formación estelar, y cuyo gas termina ionizándose por la radiación de las estrellas recién nacidas en su interior.
NGC 2174 está a unos 6400 años luz de distancia de nosotros en la constelación de Orión, y aún a semejante distancia, la nebulosa tiene un tamaño angular similar al de la Luna llena en nuestro firmamento. La región observada por el Hubble en esta imagen tiene unos seis años luz de ancho.